Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús

Posted by: Juan Sobiesky

Sagrado Corazón

La fiesta del Sagrado Corazón fue establecida por la Iglesia para honrar a nuestro Señor en su divino Corazón abrasado de amor por nosotros y para reparar los ultrajes que se le han hecho.
El culto que debemos al Sagrado Corazón de Jesús es el mismo culto de adoración que debemos a su humanidad santa, porque está personalmente unido a la Divinidad.

La devoción al Sagrado Corazón es tan antigua como la Iglesia; pero la fiesta del Sagrado Corazón sólo se remonta al siglo XVII.
Fue establecida con motivo de las revelaciones que hizo nuestro Señor a Santa Margarita María de Alacoque, religiosa francesa de la Visitación, y con motivo de la súbita cesación de la peste de Marsella.
En estos últimos siglos se ha establecido para reanimar el fervor de los cristianos presentando a su amor el corazón más amante y amable.
Con esta devoción se alcanza un amor ardentísimo hacia nuestro Señor y gracias innumerables.

Para practicarla dignamente debemos hacer dos cosas: 1º, manifestar al Sagrado Corazón de Jesús un reconocimiento y una adhesión sin límites; 2º, reparar por todos los medios posibles los ultrajes que recibe.

Para esto último podemos asociarnos a algún instituto que tenga especial carisma de reparación, lo cual reporta gracias especiales para el alma y numerosas indulgencias.

Recordemos las Promesas hechas por el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita:

1º A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
2º Daré paz a sus familias.
3º Las consolaré en todas sus aflicciones.
4º Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
5º Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
6º Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano de la misericordia.
7º Las almas tibias se harán fervorosas.
8º Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
9º Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón se exponga y sea honrada.
10º Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones más empedernidos.
11º Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.

Fuente: Abate J. Gaume, Compendio del Catecismo de Perseverancia