La familia es cosa sagrada (II)
Posted by: Nycticorax
“Es un dogma - nos dice León XIII - que el matrimonio de los católicos ha sido elevado a la dignidad de Sacramento por Nuestro Señor Jesucristo, y esta dignidad no puede, según la doctrina católica, ser considerada como una cualidad accidental añadida al contrato de matrimonio”.
Dicho de otra manera, el matrimonio ES SACRAMENTO, y no el sacramento un accesorio del matrimonio. “De donde resulta - escribe León XIII - que entre los cristianos todo matrimonio legítimo es sacramento en sí mismo y por él mismo, y que nada tan lejos de la verdad el considerar el sacramento como un ornamento sobreañadido o como una propiedad extrínseca que la voluntad del hombre puede, en consecuencia, desunir o separar del contrato. Así, ni el razonamiento ni los testimonios históricos permiten que el poder sobre los matrimonios cristianos sea atribuido con justicia a los jefes de Estado…”
“El matrimonio, en su calidad de cosa santa, depende, pues, de la Iglesia”, escribía monseñor Pie. Es a la Iglesia a quien corresponde establecer los impedimentos que invalidan las uniones entre cristianos, conocer de las causas matrimoniales y sentenciar cuando haya lugar, acerca de la separación de los esposos.
Pero la Iglesia, al reclamar sus derechos, no pretende ir en contra de las atribuciones del poder secular. Reconoce que los efectos del matrimonio dependen de este poder, y está en su mente que sus hijos puedan someterse en este punto a las exigencias de los tiempos y de los lugares.
No deroga ni cambia nada de lo que el Papa Benedicto XIV había escrito hace más de un siglo a los obispos de un país al que la herejía le hizo separarse de la legislación canónica: “Sepan los católicos confiados a su cuidado, cuando se presenten al magistrado civil para la celebración del matrimonio, que cumplen un acto puramente civil, por el que testimonian su sumisión a las leyes y a las instituciones de los príncipes. Pero es nuestro deber advertirles, con la prudencia y la circunspección requeridas, que estando obligados a obedecer a las costumbres del lugar y a las prescripciones del legislador humano deben hacerlo sin prejuicio para la religión y poniendo siempre por encima de todo las santísimas leyes de la Iglesia, que regulan los matrimonios de los fieles: no olvidando jamás que después de satisfacer al Estado deben sin demora obedecer a la Iglesia y contraer matrimonio según la forma prescrita por el Concilio de Trento. Fuera de eso, ni ante Dios ni ante la Iglesia serán nunca verdaderos y legítimos esposos”.
Esta es la enseñanza de la Iglesia en lo que concierne al matrimonio entre cristianos. Pero enseñanza de base.
Fuente: Jean Marie Vaissière, Revista Verbo, Nº 254