La urgencia y gravedad del apostolado

Posted by: Lotario de Segni

Misioneros espanoles 01 (01)
Misioneros españoles

La frase de San Lucas: exi cito (Lc. 14,21), sal pronto, para ponerte en contacto con el mundo inquieto por falta de los ideales superiores que inspira la Religión de Cristo, es de palpitante actualidad.
Muchos ignoran el origen de la vida, la razón de ser de la existencia, su destino superior. Muchos no conocen los mandamientos Divinos, las inefables recompensas reservadas a quienes los guardan, los castigos que merecerán quienes los quebrantan.
Y no pocos, en este mundo convulsionado, no sólo combaten algunos de los principios religiosos, sino que llegan hasta la negación misma de Dios.
Hasta todos los sectores hay que hacer llegar la luz consoladora de la Fe, y hay que hacer que en todos los corazones domine la verdad que trajo Jesucristo.

Exi cito: cuantos aman la Religión que tienen la dicha de poseer, y cuantos anhelan que cada día se extiendan más sus beneficios en el solar en que nacimos, no deben permanecer sordos a este llamado, que repite sin cesar la Santa Iglesia. Hay que apresurar la conquista de las almas.
En el Concilio Vaticano I, el Episcopado del mundo entero declaró en una de sus sesiones:
“en cumplimiento de nuestro supremo deber pastoral rogamos y conjuramos en nombre de Jesucristo a todos los fieles cristianos, pero especialmente a los que se hallan investidos de alguna autoridad, a trabajar con todo celo a fin de que estos errores sean alejados y eliminados.”

El Papa León XIII afirma que: “cuando la necesidad urge, no es sólo en los Prelados sobre quienes recae la obligación de defender la Fe, sino que todo cristiano está obligado a profesarla abiertamente ante los demás, ya sea para instruir o fortalecer, ya sea para reprimir a los incrédulos.”
Y Su Santidad Pío XI nos dice: “pero ya que nos dirigimos a los Pastores que deben reconquistar a una grey tan vejada y en cierto modo tan dispersa, hoy más que nunca os recomendamos que os sirváis de aquellos seglares a los cuales, como a piedras vivas de la Santa Casa de Dios, San Pedro atribuía una recóndita dignidad que los hace en cierto modo partícipes de un sacerdocio real y santo.”

No se nos ocultan, venerables hermanos y amados hijos, las dificultades que ofrece en la práctica la conquista de las almas, pero no ignoramos tampoco que en esta tarea está Dios con nosotros.
Y quien dio eficacia de conquistas admirables en un mundo materializado a la samaritana recién convertida, dará también a nuestra palabra, a nuestra acción y a nuestros ejemplos todo el poder que se necesita para vencer las voluntades, transformar las conciencias y hacer un santuario en cada corazón humano.

Fuente: Emmo. Sr. Cardenal Santiago Luis Copello, Carta Pastoral de Cuaresma, Revista Eclesiástica del Arzobispado de Buenos Aires, 2 de marzo de 1938