Santidad Argentina (XIII)

Posted by: Corim

Vble María Crescencia Pérez 01 (01)

HERMANA MARÍA CRESCENCIA PÉREZ
Primera parte

Comenzamos hoy a recorrer algunos aspectos de la vida de la Hermana María Crescencia, nacida en nuestra patria, quien durante el transcurso de este año va a ser Beatificada en la localidad de Pergamino, Provincia de Buenos Aires, lugar donde descansa su cuerpo, el cual se encuentra incorrupto por una gracia especialísima de Dios.
 
Agradecemos a las Hermanas de la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora del Huerto el envío de material sobre María Crescencia, especialmente a la Hermana Josefina, de la localidad de Pergamino, quien es vice-postuladora de la causa de Beatificación de la Hermana Crescencia.

María Angélica Pérez, así fue su nombre de Bautismo, nació en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires, el 17 de agosto de 1897, y fue bautizada el 12 de septiembre del mismo año; fue la número cinco de los once hijos (algunos fallecidos prematuramente) que tuvo el matrimonio de Ema Rodríguez y de Agustín Pérez. Ambos eran inmigrantes de Galicia, que llegaron a nuestra patria en busca de un futuro promisorio para sus vidas y que contribuyeron al crecimiento de nuestro país, como tantísimos otros inmigrantes. Lo que los diferencia del resto es que dejaron en nuestra Patria no sólo el esfuerzo del trabajo, sino también el legado de la santidad en su hija.

Citaremos aquí un extracto de una carta que María Crescencia, siendo ya religiosa del Huerto, dirigió a su madre el 26 de mayo de 1926, y que nos muestra el ejemplo de padres cristianos que tuvo la Sierva de Dios:
...y pido a Dios por Uds. Especialmente por usted mamá que siempre la tengo tan presente y sobre todo tengo presente sus consejos, ejemplos y enseñanzas, y ¡cuanto me animan! Cada día que pasa, más cuenta me doy de los padres que El Señor me ha dado y por eso no me canso de agradecerle y pedirle al mismo tiempo que me dé gracia para que yo responda y me haga santa; porque más de una vez pienso, querida mamá, que si no me hago santa tendré que dar una cuenta muy estrecha al Señor, porque pienso que otras quizá no han tenido la dicha de tener un padre y una madre que siempre se hayan desvelado por encaminar a sus hijos por el recto camino de la virtud como yo. Que el Señor, mi querida mamá la colme de sus bienes y le recompense todos los sacrificios y le reserve una hermosa corona, estos son los deseos de ésta su hija que tanto la quiere...”

El matrimonio Pérez se radica en la localidad de Pergamino, Provincia de Buenos Aires, y se dedican a los trabajos típicos del campo, rotando de un campo a otro según las distintas posibilidades de trabajo, pero siempre dentro del partido de Pergamino.
Como hemos podido considerar en la carta de María Crescencia a su mamá, desde chicos los padres se esmeraron en inculcarles valores religiosos, no solamente con la palabra, sino también con el ejemplo. Pero la vida cristiana debe alimentarse con los sacramentos, principalmente de la Eucaristía; esto lo sabía muy bien el matrimonio Pérez, es por eso que se los podía ver una vez a la semana recorrer, primero en carro luego en sulky, la distancia que separaba la casa paterna de la Iglesia más próxima. Nos ejemplifica un poco más el testimonio de Agustín (h), hermano de María Crescencia:
“empleaban casi tres horas más o menos para ir a la Misa...en invierno era muy difícil, porque hacía mucho frío... Para Pascua íbamos, saliendo a las seis de la mañana y con mucho frío.”

Esta fe y piedad, sincera y sacrificada, se traducía en una vida ejemplar, tanto en el trabajo como en la relación entre amigos y vecinos. En este ambiente se cría y educa la futura Hermana María Crescencia, ella mama de sus padres la vida de fe y se nutre con sus ejemplos.

En el libro
“Flores Americanas”, se puede encontrar el siguiente compendio de los testimonios dados por la madre y los hermanos de María Crescencia: “Era el encanto de los suyos por la ternura y delicadeza con que procuraba adivinar los deseos de todos y por las atenciones que tenía para cada uno. Sus caricias filiares disipaban las preocupaciones de su buen padre y, como hija mayor, aunque había varios varones antes que ella, ayudaba a la madre en el gobierno de la casa y en las tareas domésticas.”

En la próxima entrega vamos a recorrer el tiempo que pasó María Angélica en el colegio de las Hermanas del huerto como interna, hasta llegar a su ingreso como novicia de dicha Congregación.
 
Venerable María Crescencia, ruega por nosotros.