El apostolado reparador del Corazón de Jesús

Fragmento:

“El deber de reparar pertenece a todos los fieles, según su condición, pues todos han sido amados y todos pueden amar.”

— Papa Pío XI, Miserentissimus Redemptor, 1928.

Reflexión:

Cada acto de fe, de caridad, de sacrificio ofrecido con amor, repara. Hoy, tomemos conciencia de que nuestras obras pueden consolar al Corazón de Cristo. Vivamos esta jornada como una ofrenda de amor y reparación.

La humildad que atrae el Corazón de Dios

Fragmento:

“Cuanto más te rebajes ante Dios, más se inclinará Él hacia ti.”

— San Bernardo de Claraval, Sermón sobre los Cantares, n.º 15.

Reflexión:

La humildad no es despreciarse, sino reconocerse como criatura necesitada de Dios. Es la verdad que abre las puertas del Corazón divino. Hoy, pidamos esta virtud tan amada por Jesús, y rechacemos toda soberbia, aun la más sutil.

El Corazón de Jesús y la Eucaristía

Fragmento:

“La Eucaristía es el Corazón de Jesús hecho pan, para que su amor sea comido por el alma.”

— San Pedro Julián Eymard, La presencia real.

Reflexión:

En cada comunión, recibimos no solo el Cuerpo de Cristo, sino su mismo Corazón palpitante de amor. Hoy, preparemos o recordemos nuestra comunión con gratitud, y hagamos una ferviente comunión espiritual si no podemos recibirlo sacramentalmente.

La oración como unión de corazones

Fragmento:

“Habla con Dios como hablarías con un padre, un amigo, un hermano.”

— San Juan Crisóstomo, Homilías sobre la oración.

Reflexión:

La oración no es complicación, sino trato de amor. Es dejar que nuestro corazón se una al Corazón de Dios. Hoy, dediquemos al menos unos minutos a una oración sincera, sin fórmulas, solo hablando con Él como quien ama y es amado.

El Corazón de Jesús, trono de misericordia

Fragmento:

“El Corazón de Cristo es un océano de misericordia, donde los pecadores encuentran perdón y los justos renovación.”

— Papa Pío XII, Haurietis aquas, 1956.

Reflexión:

El Corazón de Jesús no se cierra ante nuestras miserias: las espera para sanarlas. ¡Qué paz saber que siempre podemos volver a Él! Hoy, acerquémonos con confianza, y pidamos perdón por nosotros y por el mundo entero.