El gozo del perdón

Fragmento:

“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.”

— Mateo 5, 7.

Reflexión:

Perdonar de corazón no siempre es fácil, pero trae consigo una paz profunda. Quien sabe mostrar misericordia se asemeja al Corazón de Cristo y experimenta la alegría de su amor.

La misericordia que sostiene

Fragmento:

“Jesús, en Ti confío.”

— Santa Faustina Kowalska.

Reflexión:

Aunque nuestra vida esté llena de debilidades, basta dirigir la mirada a la misericordia de Cristo. Su amor es más grande que cualquier miseria, y su Corazón siempre se abre a quien lo invoca con confianza.

La misericordia divina

Fragmento:

“La misericordia de Dios es más grande que nuestra miseria.”

— San Juan María Vianney.

Reflexión:

Nunca debemos desesperar, por grandes que sean nuestras faltas. La misericordia de Dios siempre supera nuestros pecados, si acudimos a Él con arrepentimiento sincero y confianza en su perdón.

La Sangre de Cristo, fuente de misericordia

Fragmento:

“Esta es mi Sangre, que será derramada por muchos para el perdón de los pecados.”

— Mateo 26, 28.

Reflexión:

La Sangre de Cristo nos abre las puertas de la misericordia del Padre. En cada confesión, esa Sangre nos lava y nos restaura. Hoy, agradezcamos al Señor este don, renovando el deseo de mantenernos en gracia.

El Corazón de Jesús, refugio de los pecadores

Fragmento:

“El Corazón de Cristo es refugio seguro; a Él acudid en vuestras miserias y hallaréis misericordia.”

— San Juan Eudes, El Corazón admirable de la Madre de Dios.

Reflexión:

El Corazón de Jesús no rechaza a quien lo busca con sinceridad. En Él hay consuelo, fuerza y perdón. Hoy, acerquémonos con confianza, tal como somos, y dejemos que su amor nos transforme.

El Corazón de Jesús, trono de misericordia

Fragmento:

“El Corazón de Cristo es un océano de misericordia, donde los pecadores encuentran perdón y los justos renovación.”

— Papa Pío XII, Haurietis aquas, 1956.

Reflexión:

El Corazón de Jesús no se cierra ante nuestras miserias: las espera para sanarlas. ¡Qué paz saber que siempre podemos volver a Él! Hoy, acerquémonos con confianza, y pidamos perdón por nosotros y por el mundo entero.