El Corazón de Cristo, refugio y esperanza

Fragmento:

«Refugio seguro es para el alma el Corazón abierto del Salvador.»

— San Buenaventura, Vitis mystica.

Reflexión:

En el Corazón de Cristo encontramos descanso y paz en medio de las tempestades. Hoy, entremos en ese Corazón por la oración y dejemos allí nuestras cargas, seguros de su protección.

Sagrado Corazón de Jesús

Fragmento:

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.»

— Mateo 11, 28 (Vulgata).

Reflexión:

El Sagrado Corazón de Jesús es refugio seguro para quienes sufren. En un mundo lleno de agitación y carga, Él se presenta como alivio verdadero. Abramos nuestros corazones a su amor tierno y fiel, y pongamos en Él nuestras penas, nuestras luchas, nuestras esperanzas. No hay peso que no pueda aliviarse bajo su dulce yugo.

La herida del Corazón de Jesús

Fragmento:

“En la herida del costado de Cristo habita el secreto del amor divino.”

— San Buenaventura, Vitis mystica.

Reflexión:

Esa herida permanece abierta para nosotros: es puerta de entrada, refugio y fuente. Hoy, adoremos en silencio ese Corazón traspasado que nos habla de amor, y pidamos vivir siempre dentro de Él.

El amor de Dios por cada alma

Fragmento:

“Me amó y se entregó por mí.”

— Cfr. Gálatas 2, 20.

Reflexión:

No somos amados “en general”, sino personalmente, con amor eterno e individual. Jesús dio su vida por cada uno. Hoy, dejemos que esta verdad nos llene de humildad, gratitud y deseo de vivir sólo para Él.

El Corazón de Jesús y la devoción reparadora

Fragmento:

“Considerad cuán grande es el deber de la reparación, tanto por las ofensas que se hacen a Dios como por los beneficios que no se agradecen.”

— Papa Pío XI, Miserentissimus Redemptor, 1928.

Reflexión:

Reparar es amar por quienes no aman, agradecer por quienes olvidan, adorar por quienes desprecian. Hoy, ofrezcamos con amor nuestro trabajo, nuestras penas y nuestras oraciones en reparación al Sagrado Corazón.

La fe que agrada al Corazón de Dios

Fragmento:

“Sin fe es imposible agradar a Dios.”

— Cfr. Hebreos 11, 6.

Reflexión:

La fe es la llave que abre las puertas del Corazón de Dios. No se trata de entender todo, sino de confiar plenamente en su Palabra. Hoy, renovemos nuestra fe, incluso si sentimos oscuridad. Dios no falla.