
Fragmento:
“El que hiciere volver a un pecador del error de su camino, salvará su alma de la muerte.”
— Santiago 5, 20.
Reflexión:
El celo apostólico es fruto del amor a Dios y al prójimo. No es intrusión, sino caridad ardiente que busca el bien eterno del otro. Un alma vale más que todo el universo, y rescatarla es un acto que alegra al cielo entero.