La humildad del Corazón de Jesús, modelo para el cristiano

Fragmento:

“Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.”

— Cfr. Mateo 11, 29.

Reflexión:

La humildad nos asemeja al Corazón de Cristo y nos libera del peso del orgullo. Hoy, pidamos la gracia de ser humildes en nuestras palabras, juicios y obras, y de vivir siempre en la verdad ante Dios y los hombres.

La Paz del alma unida a Dios

Fragmento:

“Mucha paz tienen los que aman tu ley.”

— Cfr. Salmo 118, 165.

Reflexión:

La verdadera paz nace de un corazón en gracia, que ama y se esfuerza por cumplir la voluntad de Dios. Hoy, examinemos si algo nos quita la paz, y pongámoslo en las manos del Señor con confianza filial.

El Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad

Fragmento:

“Ved este Corazón que tanto ha amado a los hombres y no recibe a cambio sino  ingratitud y desprecio.”

— Revelación del Señor a Santa Margarita María de Alacoque.

Reflexión:

El Corazón de Jesús es un fuego que desea encender el mundo en su amor. Hoy, unámonos a su dolor por las ofensas que recibe, y ofrezcamos nuestras obras del día en espíritu de reparación.

La dulzura de la caridad verdadera

Fragmento:

“La caridad es paciente, es benigna; no se irrita, no busca lo suyo.”

— 1 Corintios 13:4-5.

Reflexión:

La caridad no se contenta con evitar el mal: busca el bien del prójimo con dulzura y generosidad. Hoy, procuremos practicar la caridad en las cosas pequeñas, con un gesto amable, una palabra alentadora, un silencio oportuno.

El Corazón de Jesús, refugio de los pecadores

Fragmento:

“El Corazón de Cristo es refugio seguro; a Él acudid en vuestras miserias y hallaréis misericordia.”

— San Juan Eudes, El Corazón admirable de la Madre de Dios.

Reflexión:

El Corazón de Jesús no rechaza a quien lo busca con sinceridad. En Él hay consuelo, fuerza y perdón. Hoy, acerquémonos con confianza, tal como somos, y dejemos que su amor nos transforme.