Oración

Fragmento:

«La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes.»

Catecismo Mayor de San Pío X, n. 1 sobre la oración.

Reflexión:

La oración no es sólo recitar palabras, sino un acto profundo de unión con Dios. Cuando oramos, nuestra alma se eleva por encima de las preocupaciones terrenas para encontrarse con su Creador. Es en este acto sencillo y sublime donde el alma se fortalece, se ilumina y encuentra reposo. Que nunca falte en nuestras jornadas un momento de oración sincera, pues en ella reside la fuerza del cristiano.

El alma que teme a Dios no teme al mundo

Fragmento:

“El temor del Señor es el principio de la sabiduría.”

— Cfr. Salmo 110, 10 (Vulgata).

Reflexión:

Quien tiene temor filial de ofender a Dios, pierde el miedo a los juicios del mundo. Hoy, pidamos esta santa reverencia, que nos libra del pecado y nos lleva a vivir en presencia del Señor.

El amor a la Cruz purifica el corazón

Fragmento:

“No he venido a traer paz, sino espada.”

— Cfr. Mateo 10, 34.

Reflexión:

La cruz separa al alma del mundo y la une más estrechamente a Cristo. No se trata de guerra exterior, sino de combate interior contra el pecado y el amor propio. Hoy, abracemos con fe la cruz que nos toque.

La oración perseverante obtiene todo

Fragmento:

“El que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abre.”

— Mateo 7, 8.

Reflexión:

Dios no se deja ganar en generosidad, pero quiere que le supliquemos con humildad y constancia. Hoy, recemos con confianza, sin desanimarnos por las demoras: Él responde a su tiempo y para nuestro bien.

La Sangre de Cristo clama misericordia

Fragmento:

“Habéis sido rescatados […] no con oro ni plata corruptibles, sino con la preciosa Sangre de Cristo.”

— Cfr. 1 Pedro 1, 18-19.

Reflexión:

Cada gota derramada en la Pasión es una súplica por nuestra conversión. No despreciemos ese precio inmenso. Hoy, agradezcamos al Señor con una vida más fiel y generosa, lejos del pecado.