Fragmento:

“Dios no se deja vencer en generosidad: cuanto más damos de nosotros mismos, más recibimos de Él.”

— San Claudio de la Colombière.

Reflexión:

La entrega a Dios nunca empobrece; al contrario, ensancha el alma y la colma de gozo. El corazón que se abre a su voluntad se convierte en un recipiente que Él llena sin medida.

La generosidad en las pruebas

Fragmento:

“Nadie será coronado, sino el que legítimamente peleare.”

— 2 Timoteo 2, 5.

Reflexión:

La vida cristiana es lucha: contra el pecado, contra el mundo, contra nosotros mismos. Pero no estamos solos. Cristo pelea con nosotros. Y al que lucha con rectitud, con perseverancia, le está reservada la corona. La generosidad consiste en no rendirse, aun cuando todo parezca oscuro. El premio es eterno.

La paz del alma recogida

Fragmento:

“El que ama la soledad, se libra de muchas ocasiones; y hallará en la celda lo que muchas veces perdería fuera de ella.”

— Tomás de Kempis, “Imitación de Cristo”, I, 20.

Reflexión:

El recogimiento interior, cultivado incluso en medio del bullicio, permite al alma vivir en paz y mantener la unión con Dios. La soledad buscada para Dios no es huida del mundo, sino elección de lo esencial. En el silencio del alma recogida, el Señor habla al corazón.