Sobre la verdadera unidad religiosa

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes, e invitar a discutir allí promiscuamente, a todos, a infieles de todo género, a cristianos, y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión. Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio. Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino que también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios.

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Jueves Santo, In Coena Domini

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Extracto del Decreto General sobre la restauración de la liturgia de la Semana Santa: 

“Permítase que los fieles aprendan con cuanto amor Nuestro Señor Jesucristo, en el día anterior a su Pasión, instituyó y consagró la Santa Eucaristía, como Sacrificio y Sacramento, memorial perpetuo de su Pasión, para que fuese ofrecido cada día a través del ministerio de sus sacerdotes. Que se los invite, tras la Misa, a rendir la debida adoración al Santísimo Sacramento. Finalmente, en donde se pueda, que se ilustre el mandamiento amoroso del Señor sobre el fraternal Lavatorio de los pies, el cual se reproduzca de acuerdo a las rúbricas para enseñar a los fieles el profundo significado de este santo rito, y para que pasen este día entregados a obras de caridad cristiana”.

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Vocación Matrimonial, vocación santa

Publicado por: Servus Cordis Iesu

“Estrella del Mar, guiad nuestra pequeña barca durante la travesía, para que podamos, juntos, acertar con el rumbo, evitar los escollos, enfrentar las olas y las tempestades, y encontrarnos, al fin, en la ribera eterna, compañeros de una felicidad completa, en la luz misma de Dios”.

Entre cristianos, realízase el matrimonio para llegar a ser santos. El precepto de Cristo: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial”, dirígese indistintamente a todos, aun a los casados. Es una profunda sorpresa y una fuente de inmensa alegría para los cristianos saber, a veces después de muchos años de matrimonio, que Dios los llama verdaderamente, a marido y mujer, a muy alta santidad. Si son fieles a Dios, sin abandonar el cuadro trivial de una vida de casados, la gracia de su unión en Cristo transforma aun las menores acciones de su vida conyugal o familiar en actos de puro amor.

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Una santa madre de familia

Publicado por: Servus Cordis Iesu

La Beata Ana María Taigi nació en Siena, el día 30 de mayo de 1769. Emigrada a Roma, se casó y tuvo siete hijos. Aunque muy ocupada en los trabajos del hogar, no descuidó las obras de misericordia, particularmente con los pobres y los enfermos. Rica en virtud, la gente buscó en ella consejo. Murió el día 9 de junio de 1837. Sus reliquias se veneran en la basílica de San Crisógono, Roma.

El matrimonio cristiano simboliza la unión de Cristo con la Iglesia , y ha sido llamado por el Apóstol “gran sacramento”; por esto no pocas veces Dios ha querido manifestar que es posible, sin duda, alcanzar con la ayuda de la gracia las cimas de la más consumada perfección, si bien a través de dificultades de diversa índole.

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Papas Santos – San Sixto III

Publicado por: Servus Cordis Iesu

San Sixto, papa, tercero de este nombre, fue romano; nació hacia el fin del siglo cuarto. El celo con que combatió las herejías de su tiempo, aun cuando no era más que presbítero, y la honra de ser elevado al sacerdocio por los méritos de una notoria virtud, acreditan la que ya tenía cuando joven, y los progresos que había hecho en la ciencia de los santos. No solamente anatematizó el pelagianismo en presencia de todo el pueblo, sino que refutó sólidamente en sus epístolas los dogmas de aquellos herejes. En una carta, da san Agustín la enhorabuena a san Sixto de haber sido el primero que condenó públicamente los errores de Pelagio, cuando todavía no era más que presbítero.

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Lleno del espíritu de todos los justos

Publicado por: Servus Cordis Iesu

¡Con qué veneración debemos acercarnos hoy a este hombre, de quien San Gregorio Magno escribió que “estuvo lleno del espíritu de todos los justos!”. Si consideramos sus virtudes, veremos que igualan a todo lo que los anales de la Iglesia nos dicen de los demás santos. La caridad de Dios y del prójimo, la humildad, el don de oración, el imperio sobre todas las pasiones, hacen de él una obra maestra de la gracia del Espíritu Santo. Obras milagrosas llenan toda su vida: curación de enfermedades humanas, poder sobre las fuerzas de la naturaleza, imperio sobre los demonios y hasta poder de resucitar a los muertos. El espíritu de profecía le descubre el porvenir y hasta los pensamientos más íntimos no escapan a los ojos de su espíritu. Estos rasgos sobrenaturales se encuentran realzados por dulce majestad, por grave severidad y misericordia caridad, que brillan en cada una de las páginas de su biografía, escrita por uno de sus discípulos, el Papa San Gregorio Magno, quien se encargó de transmitir a la posteridad todo lo que Dios se había dignado realizar en su siervo Benito.

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San José Modelo de varón

Publicado por: Servus Cordis Iesu

San José es el varón más elevado en dignidad que ha existido y que existirá. Su oficio, sus prerrogativas, su virtud, su santidad, son realmente de una altura incomparable, sólo por debajo de su esposa la Virgen Santísima. Por lo tanto, en el cielo tiene el grado más elevado de gloria después de la Virgen María.

Tenemos, entonces, en él, un magnifico modelo de lo que debe ser un hombre, de lo que debe ser un varón. En este tiempo en que los hombres son tan poca cosa, es bueno que dirijamos nuestras miradas a este santo varón, que nos dio grandes lecciones de cómo debe comportarse un hombre.

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Enseñanzas de Pío XII a las familias cristianas

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Tenéis ciertamente que animaros, queridos esposos, pensando que el divino Autor del sacramento del matrimonio, Jesucristo Nuestro Señor, lo ha querido enriquecer con la abundancia de sus celestiales favores. El sacramento del matrimonio significa, como vosotros sabéis, la unión mística de Jesucristo con su esposa la Iglesia (en la cual y de la cual deben nacer los hijos adoptivos de Dios, herederos legítimos de las promesas divinas). Y de modo que Jesucristo enriqueció sus bodas místicas con la Iglesia, con las perlas preciosísimas de la gracia divina, se complace en enriquecer el sacramento del matrimonio de dones inefables.

Éstos son especialmente todas aquellas gracias necesarias y útiles a los esposos para conservar, acrecentar y perfeccionar cada vez más su santo amor recíproco, para observar la debida fidelidad conyugal, para educar sabiamente, con el ejemplo y con la vigilancia, a sus hijos y para llevar cristianamente las cargas que impone el nuevo estado de vida.

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El criado no es más que su amo

Publicado por: Servus Cordis Iesu

No nos contentemos sólo con leer estas cosas de Cristo: mantengámoslas en nuestros pensamientos: la corona de espinas, el manto púrpura, la caña, los golpes, las bofetadas en las mejillas, los esputos, el ridículo. Si continuamente las ponderamos, tales cosas bastarán para frenar por completo nuestra ira. Si se burlan de nosotros, si somos tratados injustamente, sigamos diciendo: El criado no es más que su amo.

Recordemos también lo que le dijeron los judíos, con palabras llenas de ira: Tienes un demonio; eres un samaritano; y, por arte de Belcebú echas los demonios. Soportó todos estos sufrimientos para que siguiéramos sus pasos y para que tolerásemos la burla, el insulto que más hiere.

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Magnos Doctores de la Iglesia

Servus Cordis Iesu

Los Santos Papas Gregorio I y León I

San Gregorio, Padre del pueblo cristiano, vicario tanto de la caridad como de la autoridad de Cristo, Pastor vigilante, el pueblo cristiano a quien con tanta fidelidad has amado y servido se dirige a ti con toda confianza. Ya que nunca has olvidado a tu querida grey escucha hoy su oración. Protege y dirige al Sumo Pontífice que hace las veces de Pedro y las tuyas; dale luces en sus consejos y fortifica su voluntad. Bendice a toda la jerarquía que te debe tan buenos preceptos y tan admirables ejemplos. Ayúdales para que mantengan inviolable el depósito de la fe; ayúdales en sus esfuerzos por restablecer la disciplina eclesiástica, sin la que todo es desorden y trastorno. Dios te escogió para ordenar el culto, la sagrada liturgia, en el pueblo cristiano; intercede para que de nuevo se vuelva a esta manera de oración que se ha olvidado casi por completo. 

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