
Fragmento:
«El alma demasiado apegada a los bienes de este mundo no puede elevarse a los bienes celestiales.»
— San Alfonso María de Ligorio, Práctica del amor a Jesucristo.
Reflexión:
El corazón dividido no puede ser completamente de Dios. El desapego no es desprecio de las cosas, sino su uso ordenado y subordinado a lo eterno. Aprender a vivir con libertad interior frente a los bienes materiales nos prepara para vivir con plenitud la vida del espíritu, donde Dios es el único bien necesario.