El amor que edifica

Fragmento:

“La ciencia hincha, pero la caridad edifica.”

— Cfr. 1 Corintios 8, 1.

Reflexión:

El conocimiento es un don, pero si no está unido a la caridad, se convierte en orgullo. La caridad, en cambio, genera vínculos y edifica la comunidad. Amar es edificar en los demás la imagen de Cristo, y dejar que ellos la edifiquen en nosotros.

La cruz de cada día

Fragmento:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.”

— Lucas 9, 23.

Reflexión:

La cruz no es un accidente en la vida cristiana, sino parte esencial de ella. Aceptar la cruz de cada día, con amor y confianza, nos configura con Cristo y nos abre a la verdadera libertad: la de quien se entrega totalmente al querer de Dios.

La humildad ante las cruces de cada día

Fragmento:

“El discípulo no es más que su Maestro, ni el siervo más que su Señor.”

— Mateo 10, 24.

Reflexión:

No rehuyamos la cruz: llevándola con humildad y paciencia, nos asemejamos a Cristo. Hoy, recibamos con fe las contrariedades y dificultades, ofreciéndolas unidas a su Sangre derramada por amor.

Los retiros espirituales de San Ignacio

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Un “singularísimo remedio para la eterna salvación” (Papa Pío XI)

A toda persona que sigue los ejercicios espirituales durante por lo menos tres días, la Iglesia concede una indulgencia plenaria (remisión total o parcial de las penas temporales por los pecados ya perdonados, según las disposiciones del alma).

San Basilio, santo, padre y doctor de la Iglesia dice que: “cada cristiano debe vivir de tal modo, en cuanto está de su parte, que sirva de ejemplo de virtud a todos los demás” (Regla n° 34). Nuestro Señor Jesucristo mismo lo había ya mandado diciendo: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 48). El verdadero católico cada día hace esfuerzos para mejorarse e imitar en todo a Nuestro Señor Jesucristo.

Ser católico de nombre y no de hecho es un peligro mortal para la Iglesia católica y un insulto para Cristo. Ser católico ignorante del 80% de la doctrina católica es ayudar al demonio y sus tremendos secuaces en su obra nefasta de destrucción de la civilización cristiana y de perdición eterna de muchas almas. El ignorante es un ciego para sí mismo y para los demás. Ser católico liberal, es decir, querer conciliar la manera de pensar y vivir cristiana con la del mundo anticristiano, es hacerse concretamente cómplice de los enemigos de Cristo y de su Iglesia. En el día del Juicio veremos todo el mal que cada uno de nosotros hizo por omisión o cooperación. En ese tremendo día, las almas a quienes no hemos ayudado por pereza o ignorancia culpable, se levantarán para acusarnos y cubrirnos de vergüenza por haber sido falsos discípulos de Cristo. Nadie quisiera ser confundido en el Juicio. Nadie quisiera ser rechazado y maldecido por Cristo Dios.

Sigue leyendo

Domingo VI después de Pentecostés

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Oh Dios de las virtudes, de quien procede todo cuanto hay de mejor: infunde en nuestros pechos el amor de tu nombre, y aumenta en nosotros la religión; para que nutras lo que es bueno y, por medio de la piedad, custodies lo nutrido. 

Lección de la Epístola del Ap. S. Pablo a los Romanos (VI, 3-11) 

Hermanos: Todos los que hemos sido bautizados en Jesucristo, lo hemos sido en su muerte. Porque en el bautismo hemos quedado sepultados con Él, muriendo al pecado: a fin de que así como Cristo resucitó de entre los muertos para gloria del Padre, así también nosotros vivamos nueva vida. Porque si fuéremos injertados en Él, imitando su muerte, lo seremos también en su resurrección. Sabiendo bien que nuestro viejo hombre ha sido crucificado juntamente con Él, para que sea destruido el cuerpo de pecado, y no sirvamos más al pecado. Y si estamos muertos con Cristo, creemos que viviremos también juntamente con Cristo; sabiendo que Cristo resucitado de entre los muertos ya no muere, la muerte ya no le dominará. Porque habiendo muerto para el pecado, murió una sola vez: mas habiendo vuelto a la vida, vive para Dios. Así también vosotros, pensad que estáis realmente muertos al pecado, y vivos para Dios, en Jesucristo Señor nuestro. 

Hoy se dirigen a los Romanos, las instrucciones inspiradas del gran Apóstol. La Iglesia observará, en la lectura de estas admirables Epístolas, el mismo orden de su inscripción en el canon de las Escrituras: la Epístola a los Romanos, las dos a los Corintios, las dirigidas a los Gálatas, a los Efesios, Filipenses, Colosenses, pasarán sucesivamente ante nuestra vista. ¡Sublime correspondencia, en: la que el alma de Pablo, entregándose por completo, da a la vez el precepto y el ejemplo del amor! “Os ruego -dice sin cesar- que seáis imitadores míos, como yo lo soy de Jesucristo”.

Sigue leyendo

El Doctor Seráfico

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Tomás y Buenaventura, cuya obra intelectual tenía un solo fin, el de llevar a los hombres por la ciencia y el amor a esta vida eterna, que consiste en conocer al solo Dios verdadero y a Jesucristo que fue enviado; los dos fueron esas lámparas encendidas que iluminaron su siglo y caldearon las almas. Pero quiso el Señor que sacase la Iglesia principalmente su luz de Santo Tomás y su caridad inflamada de San Buenaventura. En el curso de la Cuaresma celebramos ya al Doctor Angélico, hoy, en cambio, la Iglesia orienta nuestros corazones hacia el Doctor Seráfico para tributarle nuestra alabanza y nuestra oración y recibir la lección de su vida.

Como lo advirtió el Papa Sixto V, no sólo sobresalía por la fuerza del raciocinio, por la facilidad de su enseñanza y la claridad de sus definiciones, sino que por encima de todo prevalecía por una virtud enteramente divina para mover a las almas. A la vez que iluminaba las inteligencias, predicaba a los corazones, y los conquistaba al amor de Dios. Sus mismos amigos se admiraban, y Santo Tomás preguntándole un día, en un arranque de admiración fraterna, en qué libro había podido beber esta ciencia sagrada, Buenaventura, mostrándole su crucifijo, respondió humildemente: “Esta es la fuente de donde yo saco todo lo que sé; estudio a Jesús y a Jesús crucificado”.

Sigue leyendo