La obediencia del corazón

Fragmento:

“La obediencia vale más que los sacrificios.”

— Cfr. 1 Samuel 15, 22.

Reflexión:

Obedecer a Dios con docilidad es la mayor prueba de amor. No se trata de un sometimiento ciego, sino de una entrega confiada que busca cumplir su voluntad en lo pequeño y en lo grande.

La obediencia a Dios antes que a los hombres

Fragmento:

“Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.”

— Hechos 5, 29.

Reflexión:

La fidelidad a Dios exige a veces ir contra corriente. Cuando el mundo pide lo contrario de lo que Dios manda, el alma creyente se mantiene firme, segura de que sólo la obediencia a Él conduce a la vida.

La paz como fruto de la obediencia a Dios

Fragmento:

“Mucha paz tienen los que aman tu ley, y nada los hace tropezar.”

— Salmo 118, 165.

Reflexión:

La paz no es ausencia de dificultades, sino la serenidad interior que brota de una conciencia recta y de una vida vivida según la voluntad de Dios. Hoy, examinemos si hay algo que nos quita la paz, y pongámoslo en manos del Señor con sincera docilidad.

La obediencia amorosa de María

Fragmento:

“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”

— Lucas 1, 38.

Reflexión:

María es el modelo perfecto de obediencia a la voluntad de Dios. Su fiat cambió la historia. Hoy, miremos a la Virgen y aprendamos de ella a decir sí a Dios en lo concreto de nuestra jornada, con humildad, prontitud y amor.