Fiesta de la Sagrada Familia

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Modelo de Hogar Cristiano. 

Hablando el Evangelio más tarde de la vida de Jesús en Nazaret al lado de María y de José, la describe con estas sencillas palabras: “Estaba sumiso a ellos. Y su madre conservaba todas estas cosas en su corazón, y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres”. A pesar de su concisión, este sagrado texto contiene una luminosa visión de orden y de paz que revela a nuestra mirada, la autoridad, sumisión, dependencia y mutuas relaciones de la Sagrada Familia. La santa casa de Nazaret se presenta a nuestra vista como el modelo perfecto del hogar cristiano. José manda allí con tranquila serenidad, como el que tiene conciencia de que al obrar así hace la voluntad de Dios y habla en nombre suyo. Comprende que, al lado de su virginal Esposa y de su divino Hijo él es el más pequeño; y con todo eso, su humildad hace que, sin temor ni turbación, acepte su papel de jefe de la Sagrada Familia que Dios le ha encomendado, y como un buen superior, no piensa en hacer uso de su autoridad sino para cumplir de un modo más perfecto su oficio de servidor, de súbdito y de instrumento. María, como conviene a la mujer, se somete humildemente a José, y adorando al mismo tiempo a quien manda, da sin vacilar sus órdenes a Jesús en las múltiples ocasiones que se presentan en la vida de familia, llamándole, pidiendo su ayuda, señalándole tal o cual trabajo, como lo hace una madre con su hijo. Y Jesús acepta humildemente sus indicaciones; se muestra atento a los menores deseos de sus padres, dócil a sus más leves órdenes. Él, más hábil, más sabio que María y que José, se somete a ellos en todos los detalles de la vida ordinaria y así continuará obrando hasta su vida pública, porque es la condición de la humanidad que ha asumido, y la voluntad de su Padre. “En efecto, exclama San Bernardo entusiasmado ante un espectáculo tan sublime, el Dios a quien están sujetos los Ángeles, a quien obedecen los Principados y Potestades, estaba sometido a María; y no sólo a María, sino también a José por causa de María. Admirad, por tanto, a ambos, y ved cuál es más admirable, si la liberalísima condescendencia del Hijo o la gloriosísima dignidad de la Madre. De los dos lados hay motivo de asombro; por ambas partes, prodigio. Un Dios obedeciendo a una criatura humana, he ahí una humildad nunca vista; una criatura humana mandando a un Dios, he ahí una grandeza sin igual”.

Oración

Señor Jesucristo, que, sometido a María y a José, consagraste la vida doméstica con inefables virtudes: haz que nosotros con el auxilio de ambos, nos instruyamos con los ejemplos de tu santa Familia, y alcancemos su eterna compañía. Amén.

Fuente: Dom Próspero Guéranger, El Año Litúrgico