San Cirilo de Alejandría, Obispo y Doctor de la Iglesia

Publicado por: Servus Cordis Iesu

San Cirilo, siendo aún joven fue hecho Obispo de Alejandría en el 412. Inflamado del celo por la salvación de las almas, trabajó por guardar pura de todo error la fe de su redil. Con un ardor y una ciencia admirable defendió contra Nestorio el dogma de la Maternidad divina y siendo legado en el concilio de Éfeso, confundió y condenó al hereje. Murió en el 434. León XIII le ha declarado doctor de la Iglesia universal.

¡Oh Santo Pontífice!, los cielos se regocijan y la tierra salta de gozo al recuerdo del combate con que la Reina del cielo triunfó por tu medio de la antigua serpiente. Oriente te honró siempre como a su luz. Occidente honraba en ti desde ha mucho tiempo al defensor de la Madre de Dios; y he aquí que la solemne mención que consagraba su memoria en los fastos de los santos, no es suficiente hoy a su reconocimiento. Una nueva flor, en efecto, ha aparecido en la corona de María nuestra reina; y esta flor radiante salió del suelo mismo que tú rociaste con tus sudores. Proclamando en nombre de Pedro y de Celestino la Maternidad divina, preparaste a nuestra Señora otro triunfo, consecuencia del primero: La Madre de Dios no podía menos de ser Inmaculada. Pío IX, al definirlo no ha hecho sino completar la obra de Celestino y la tuya; por esto las fechas 22 de julio de 431 y 8 de Diciembre de 1854 resplandecen con el mismo fulgor en el cielo así como han derramado sobre la tierra las mismas manifestaciones de alegría y de amor.

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San Juan de Mata, Confesor

Publicado por Servus Cordis Iesu

Juan de Mata nació en Provenza en 1160. Fue estudiante en París donde se ordenó de sacerdote. Una visión que tuvo celebrando su primera Misa le dio a conocer que estaba destinado a libertar los cautivos de las manos de los infieles. Retiróse a la soledad con san Félix de Valois durante tres años, y después ambos fueron a pedir al Papa la institución de una nueva Orden con el nombre de la Santísima Trinidad, para redimir a los cautivos. Inocencio III aprobó el nuevo instituto el dos de febrero de 1198. De vuelta a Francia, los fundadores levantaron su primer monasterio en Cerfroide, diócesis de Meaux, donde san Félix permaneció como superior. San Juan levantó dos hospicios y rescató numerosos cautivos. Agobiado por las fatigas e inflamado de un grande amor a Dios y al prójimo murió en Roma, el 8 de enero de 1213.

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San Juan Bosco, Confesor

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti. Desde muy joven se distinguió por su piedad, su pureza, su alegría y su penetrante inteligencia. En 1835 entró en el Seminario Mayor de Turín y el 5 de junio de 1841 fue ordenado sacerdote. Desde entonces, consagró su vida a la salvación y educación de los niños pobres y de los obreros, fundó la Asociación de Salesianos, luego una Congregación de religiosas bajo el patrocinio de María Auxiliadora, y, por fin, otra de Cooperadores. Murió el 31 de enero de 1888. Pío XI le beatificó en 1929, y cinco años más tarde le canonizó.

Al final del mes dedicado a honrar la infancia del Salvador, San Juan Bosco, conduce ante Jesús Niño, ante Jesús Obrero, a la multitud de niños y de obreros a quienes consagró su vida.

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San Francisco de Sales, Obispo y Doctor de la Iglesia

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Acércase ahora a la cuna del dulce Hijo de María, el angelical obispo Francisco de Sales, digno de ocupar allí un puesto distinguido, por la delicadeza de sus virtudes, la amable sencillez de su corazón y la humildad y ternura de su amor. Llégase rodeado de brillante escolta; setenta y dos mil herejes devueltos a la Iglesia gracias a su celo; una Orden de siervas del Señor, planeada por su amor, y realizada por su genio divino; millares de almas llevadas a la vida de piedad por su doctrina tan segura como misericordiosa que le ha valido el título de Doctor.

Concedióselo Dios a su Iglesia para consolarla de las blasfemias de los herejes que iban predicando por doquier la esterilidad de la Iglesia romana en materia de caridad; frente a los rígidos secuaces de Calvino puso a este ministro verdaderamente evangélico; el ardor de la caridad de Francisco de Sales logró fundir el hielo de aquellos obstinados corazones. Si tenéis herejes para convencer, decía el sabio cardenal du Perron, enviádmelos; si se trata de convertirlos, mandádselos a Monseñor de Ginebra.

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San Pedro Nolasco, Confesor

Publicado por: Servus Cordis Iesu

San Pedro Nolasco nació junto a Carcasona, Francia, y se distinguió sobre todo por su caridad para con el prójimo. Huyendo de los herejes Albigenses llegó a España, y fue a orar ante Nuestra Señora de Monserrat; vendió sus bienes y con el dinero obtenido, libertó a algunos cautivos. Apareciósele la Santísima Virgen, y le animó a que fundase una Orden para la redención de cautivos, lo que llevó a cabo de acuerdo con san Raimundo y el rey Jaime I de Aragón. Murió el día de Navidad del año 1256.

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San Juan Crisóstomo, Obispo y Doctor de la Iglesia

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Nació San Juan Crisóstomo en Antioquía entre el año 344 y 347, y fue allí ordenado de sacerdote en 386. Elegido obispo de Constantinopla en 398, se opuso con energía a la corrupción de las costumbres, lo que atrajo la ira de la Emperatriz Eudoxia, quien le desterró. Habiendo el pueblo pedido su vuelta, tuvo que salir de nuevo desterrado para no volver ya, permaneciendo allí desde el 404 hasta el 407. Allí tuvo que sufrir mucho pero también ganó muchas almas a Cristo. 

El Papa Inocencio I ordenó fuera restablecido en su sede de Constantinopla pero al regresar le maltrataron los soldados de tal forma que murió en Coman, en el Ponto, el 14 de setiembre de 407. Pío X declaróle patrón de los oradores sagrados y Doctor de la Iglesia universal, el 8 de julio de 1908.

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San Policarpo, Obispo y Mártir

Publicado por: Servus Cordis Iesu

En medio de las dulzuras que saborea en la contemplación del Verbo humanado, Juan el Discípulo Amado ve venir a su discípulo Policarpo, resplandeciente con la gloria del martirio. El anciano acaba de contestar en el anfiteatro al Procónsul que le anima a renegar de Cristo: “Hace ochenta y seis años que le sirvo, y nunca me hizo mal alguno; ¿qué digo mal? antes me colmó de bienes. ¿Cómo podría yo maldecir a mi Rey que me ha salvado?” Después de pasar por el fuego y la espada llegó a los pies del Salvador, para gozar eternamente de la dicha de su presencia, en pago de los trabajos sufridos por conservar en su redil la fe y la caridad, y en recompensa de su muerte sangrienta.

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La Conversión de San Pablo

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Hemos visto ya a los Gentiles, representados a los pies del Emmanuel por los Reyes Magos, ofreciendo sus místicos presentes y recibiendo en cambio los dones de la fe, esperanza y caridad. La cosecha de las naciones está ya madura; ya es hora de la siega. Mas ¿quién ha de ser el obrero de Dios? Los Apóstoles de Cristo no han abandonado aún la Judea. Todos tienen la misión de anunciar la salvación hasta las extremidades de la tierra; pero nadie ha recibido todavía un título especial para ser Apóstol de los Gentiles. Pedro, el Apóstol de la Circuncisión, está destinado en particular, como Cristo, a las ovejas extraviadas de la casa de Israel (San Mateo, XV, 24)

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San Timoteo, Obispo y Mártir

Publicado por: Servus Cordis Iesu

La víspera del día en que vamos a dar gracias por la Conversión del Apóstol de los Gentiles, nos trae la fiesta de su discípulo más querido. Timoteo, compañero de Pablo, el amigo a quien el gran Apóstol escribió su última carta, poco antes de derramar su sangre por Jesucristo, viene ahora a esperar a su Jefe junto a la cuna del Emmanuel. Allí encuentra ya a Juan el Discípulo Amado; con él participó de los cuidados de la Iglesia de Éfeso. Saluda también allí a Esteban y a los demás Mártires que le precedieron. Finalmente, es portador ante la Virgen María de los homenajes de la cristiandad de Éfeso, que ella santificó con su presencia. Comparte esta ciudad con Jerusalén la gloria de haber poseído a la que fue no sólo testigo como los Apóstoles, sino instrumento de la salvación de los hombres, en su calidad de Madre de Dios.

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San Marcelo, Papa y Mártir

Publicado por: Servus Cordis Iesu

San Marcelo, Papa y mártir, nació en Roma hacia la mitad del tercer siglo. Como ya florecía en aquella ciudad la religión cristiana, a pesar de las persecuciones horribles de los emperadores paganos, tuvo Marcelo la felicidad de ser criado y educado en el seno de la santa Iglesia. Abrazó el estado eclesiástico; y san Marcelino, que ocupaba entonces la silla de san Pedro, conociendo su extraordinario mérito y su eminente virtud, le hizo presbítero de la iglesia de Roma.

Por éste tiempo, habiendo sido creados emperadores Diocleciano y Maximiano, movieron aquella cruel persecución contra los cristianos, que fue la novena desde el imperio de Nerón, la que hizo derramar tanta sangre de mártires, y llenó de luto a toda la Iglesia. Habiendo sido coronado del martirio san Marcelino el año de 304, vacó la silla de san Pedro cerca de tres años. El furor de la persecución no dejaba libertad a los cristianos para juntarse, y para proceder a la elección del nuevo papa, pero habiéndose mitigado un poco por la renuncia que hicieron del imperio Diocleciano y Maximiano, fue elegido papa san Marcelo.

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