Anunciación de la Santísima Virgen María

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Este día es grande en los anales de la humanidad, aún en los ojos de Dios: pues es el aniversario del acontecimiento más solemne que se haya cumplido en el tiempo. El Verbo divino, por el cual el Padre creó al mundo, se hizo carne en el seno de una virgen y habitó entre nosotros. Adoremos la grandeza del Hijo de Dios que se humilló; demos gracias al Padre “que amó al mundo hasta darle su Hijo único y al Espíritu Santo cuya virtud todopoderosa obró tan profundo misterio”. En este tiempo tenemos aquí un preludio de las alegrías de Navidad; dentro de nueve meses el Emmanuel concebido en este día, nacerá en Belén y los conciertos de los ángeles nos convidarán a celebrar este nacimiento.

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San Gabriel, Arcángel

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Hoy damos como una especie de tregua a los severos pensamientos de la Cuaresma, para festejar al Arcángel San Gabriel. Mañana, le veremos descender a la tierra como celeste embajador de la Santísima Trinidad cerca de la más pura de las Vírgenes; con toda razón los hijos de la Iglesia se recomiendan a él para aprender a celebrar dignamente aquel misterio cuyo mensajero fue.

La dignidad de san Gabriel. Gabriel pertenece a las más altas jerarquías de los espíritus angélicos; está delante de la faz de Dios como él mismo se lo dijo a Zacarías. A él le están reservadas las misiones que conciernen la salud de los hombres por la Encarnación del Verbo, ya que, en este misterio tan humilde en apariencia, es donde se muestra principalmente la fuerza de Dios; pues el nombre de Gabriel significa: “Fuerza de Dios”.

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San José, Esposo de la Virgen, Confesor y Patrono de la Iglesia Católica

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Considera la santidad del glorioso san José y la alteza de sus merecimientos, a quien la sagrada Historia llama absolutamente justo, porque se ajustó siempre en todo a la voluntad de Dios. Contempla a Dios mirando con su infinita sabiduría y providencia a todos los siglos, mirando a todos los hombres para escoger de ellos el más benemérito para esposo de su Santísima Madre, y padre, según la opinión, suyo; y eligió como el más digno a san José, por donde podrás rastrear la grandeza de su santidad y la alteza de sus merecimientos. Gózate de su santidad y alaba al Señor por la grandeza de sus merecimientos y por la dignidad soberana a la que le sublimó, y saca de aquí nuevo aprecio y devoción con este santísimo patriarca, y propósitos de imitarle.

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En la Santa Misa nos unimos a la divina Víctima

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Tenéis ciertamente que animaros, queridos esposos, pensando que el divino Autor del sacramento del matrimonio, Jesucristo Nuestro Señor, lo ha querido enriquecer con la abundancia de sus celestiales favores. El sacramento del matrimonio significa, como vosotros sabéis, la unión mística de Jesucristo con su esposa la Iglesia (en la cual y de la cual deben nacer los hijos adoptivos de Dios, herederos legítimos de las promesas divinas). Y de modo que Jesucristo enriqueció sus bodas místicas con la Iglesia, con las perlas preciosísimas de la gracia divina, se complace en enriquecer el sacramento del matrimonio de dones inefables.

Éstos son especialmente todas aquellas gracias necesarias y útiles a los esposos para conservar, acrecentar y perfeccionar cada vez más su santo amor recíproco, para observar la debida fidelidad conyugal, para educar sabiamente, con el ejemplo y con la vigilancia, a sus hijos y para llevar cristianamente las cargas que impone el nuevo estado de vida.

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Enseñanzas de Pío XII a las familias cristianas

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Tenéis ciertamente que animaros, queridos esposos, pensando que el divino Autor del sacramento del matrimonio, Jesucristo Nuestro Señor, lo ha querido enriquecer con la abundancia de sus celestiales favores. El sacramento del matrimonio significa, como vosotros sabéis, la unión mística de Jesucristo con su esposa la Iglesia (en la cual y de la cual deben nacer los hijos adoptivos de Dios, herederos legítimos de las promesas divinas). Y de modo que Jesucristo enriqueció sus bodas místicas con la Iglesia, con las perlas preciosísimas de la gracia divina, se complace en enriquecer el sacramento del matrimonio de dones inefables.

Éstos son especialmente todas aquellas gracias necesarias y útiles a los esposos para conservar, acrecentar y perfeccionar cada vez más su santo amor recíproco, para observar la debida fidelidad conyugal, para educar sabiamente, con el ejemplo y con la vigilancia, a sus hijos y para llevar cristianamente las cargas que impone el nuevo estado de vida.

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Eres la dispensadora y depositaria de las Gracias

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Lo que es verdad respecto a los medios generales de salvación, lo es también de cada gracia en particular. La Santísima Virgen, nos dice San Bernardo, y los Papas han hecho suya esta doctrina, interviene en la distribución de todos los dones sobrenaturales, es mediadora para cada uno y cada una de las circunstancias de nuestra vida, como una madre que se ocupa individualmente de cada uno de sus hijos. Para esto Dios le ha dado un conocimiento proporcionado a su papel maternal universal y mientras un fiel prosiga la obra de su santificación, María pondrá todo su poder y todo su amor a su favor para aplicarle los frutos de la redención.

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Primer Domingo de Cuaresma

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Este domingo primero de la Santa Cuaresma, es así mismo, uno de los más solemnes del año. Su privilegio consiste en no ceder el puesto a ninguna fiesta cualquiera, ni la del Patrono, titular de la iglesia o Predicación de la misma.

Aparece hoy la Cuaresma con todo su solemne atuendo. Viendo la Santa Madre Iglesia reunidos a sus hijos les dirige las palabras del oficio de maitines, sirviéndose del elocuente estilo de San León Magno. Carísimos hijos, les dice, debiendo anunciaros el ayuno sacrosanto y solemne de Cuaresma, ¿por ventura podré empezar más oportunamente mi plática que usando las palabras del Apóstol a quien Jesucristo habla y repitiendo lo que acaban de leeros: He aquí el tiempo favorable, he aquí los días de salvación? Porque, aun cuando no haya tiempo alguno durante el año, que no sea rico en dones celestiales y en que, por la gracia de Dios, no hallemos siempre abiertas las puertas de la misericordia divina, debemos, sin embargo, trabajar en este santo tiempo con mayor celo y excitarnos al progreso espiritual y animarnos de grande confianza. La Cuaresma en efecto, al ponernos a la vista el día sacro en que fuimos redimidos, nos invita a practicar todos los deberes de piedad cristiana a fin de disponernos para la purificación del cuerpo y alma a celebrar los misterios de la Pasión del Señor.

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La Santa Misa es verdadero Sacrificio

Servus Cordis Iesu

La santa Misa, según la enseñanza de la fe, no es otra cosa que la repetición y la continuación del sacrificio de la Cruz. Se dice que es la repetición y continuación del sacrificio de la Cruz, en cuanto nos consta por la doctrina católica que la santa Misa es el mismo sacrificio que Jesucristo hizo a Dios de sí mismo.

Esta verdad importantísima nos la enseña y propone la Iglesia católica por medio del Catecismo Romano. He aquí sus palabras: “Confesamos y así se debe creer, que es uno y el mismo Sacrificio el que se ofrece en la Misa y el que se ofreció en la Cruz, así como es una y la misma ofrenda, es a saber, Cristo Señor nuestro, el cual sólo una vez vertiendo su sangre se ofreció a sí mismo en el ara de la Cruz. Porque la hostia cruenta e incruenta no son dos, sino una misma, cuyo sacrificio se renueva cada día en la Eucaristía, después que mandó así el Señor: Haced esto en memoria mía. Y también es uno solo y el mismo Sacerdote, que es Cristo Señor nuestro. Porque los Ministros que celebran el Sacrificio, no obran en su nombre, sino en el de Cristo, cuando consagran el Cuerpo y la Sangre del Señor. Y esto se muestra por las mismas palabras de la consagración. Ya que no dice el Sacerdote: Esto es el Cuerpo de Cristo; sino: Este es mi Cuerpo. Porque representando la persona de Cristo Señor nuestro, convierte la substancia del pan y del vino en la verdadera substancia, de su cuerpo y sangre”.

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Orate fratres

Servus Cordis Iesu

El celebrante invita a que oren los asistentes, a que eleven sus mentes a Dios. Además cuanto está más próximo el tiempo del sacrificio, se requiere mayor atención y una plegaria más intensa. El Celebrante se prepara ya definitivamente para entrar en el Santo de los Santos, por esto como despidiéndose de los fieles asistentes, a los que no verá sino después de consumado el sacrificio, les dice: “Orate fratres, Orad, hermanos”, es decir, procurad en cuanto esté de vuestra parte orar conmigo, pidiendo a Dios que reciba con agrado, no el sacrificio de su Hijo unigénito, el cual siempre le es agradable, sino: “ut meum ac vestrum sacrificium, que mi sacrificio y vuestro sacrificio”.

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Santa Bernardita, la vidente de Lourdes

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Queriendo ilustrar de manera maravillosa la definición dogmática de Pío IX, que la declaraba Inmaculada en su Concepción, se apareció en un siglo materialista infatuado por su ciencia, a la hija de unos sencillos molineros, pastorcita ignorante de la comarca de Bigorre, que no tenía más conocimientos científicos que los rudimentos del catecismo, y le dijo: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. Desde el día 2 de febrero al 16 de julio de 1858, Bernardita Soubirous, a los catorce años, tuvo la dicha de contemplar dieciocho veces la belleza incomparable de la Reina del cielo. Lo único que María le autorizó comunicarnos de sus éxtasis, oraciones y conversaciones, se reduce a estas dos palabras: ¡Oración! ¡Penitencia!. El Señor vino a la tierra no sólo para multiplicar los milagros a su paso, sino para llamar a los hombres a la penitencia y rescatarles con su sangre. Y ahora nuestra Señora se aparece en Lourdes, no para hacer brotar bajo las manos de su confidente la fuente que curará a tantos enfermos, sino para hacer al mundo una llamada apremiante a la penitencia y a la oración, y si pide que se la levante una capilla y que se venga allí en procesión, es para hacer bajar con abundancia sobre las almas los beneficios de la Redención.

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